CONTIGO SONREÍMOS
Nuestra conciencia no puede descansar mientras 37 millones de estadounidenses sean pobres y sean olvidados por sus líderes en Washington y por las élites de los medios. Y no podemos ignorar las preocupaciones muy reales de los estadounidenses que no están preocupados por la inmigración ilegal porque son racistas o xenófobos, sino porque temen que resultará en salarios más bajos cuando ya están luchando por criar a sus familias. No debemos utilizar los obstáculos que enfrentamos como excusa para el cinismo
